Lo que la Met Gala nos dejó
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Lo que la Met Gala nos dejó

Por Maria Molina

Lxs que esperaban ver en la Gala del Met una caravana del NY Halloween Parade se quedaron con las ganas. Todos los trajes que vimos ayer acataron el dress code de la noche, acorde al copyright Lagerfeld y a la aprobación de la cátedra Wintour. Que la inocencia nos valga si pensábamos que los organizadores quedaron sorprendidos con algún look.

La jugada maestra de Anna fue lograr un equilibrio entre los empolvados códigos de la casa y las nuevas urgencias de la moda. Sin dudas, una de las mejores estrategias en la historia del evento. Ante la controversia que anticipó la fiesta, la contraofensiva estaba prevista con astucia. Hoy para muchxs el tablero marca Met 1-detractores 0.

¿Por? Todo fue políticamente correcto en idioma Chanel: blanco nupcial, negro forever, mitones de Causse, camelias, perlas y más perlas. Y el mejor homenaje a Lagerfeld, su cola de caballo blanca, que usaron Cara Delevigne y Ava Max. Esa misma por la que el diseñador una vez renegó diciendo: “Ahora no puedo quitármela hasta que me muera?”, según cuenta Caroline Lebar, mano derecha del diseñador y responsable de su imagen.

En línea con el lujo de la artesanía propia de la alta costura, se destacó la nueva manera de abordar los clásicos. Lxs más avezadxs usaron modelos vintage -sin distinción de diseñador- y el péndulo osciló hacia el lado del vestido a secas por sobre el disfraz.

Para extravagancias predecibles y permitidas tuvimos de sobra con la cola de 8 metros floreada de Jacquemus de Bad Bunny, la de Jeremy Pope que diseñó Rousteing con la cara de Karl y el imponente traje de Queen Rihanna con 30 camelias gigantes, creado por Pierpaolo Piccioli. Ni hablar de la novia de Internet Florence Pugh; su traje infinito de Valentino y su pelo rapado se ovacionaron en partes iguales.

Hasta Pedro Pascal, que desoyó los convencionalismos convirtiendo las bermudas de Valentino en una prenda digna de la alfombra roja, estuvo acorde con la nueva normalidad. Y también Jared Leto en la botarga de Choupette; según Willa Bennett, editor-in-chief de Highsnobiety: “Fue demasiado extraño para ser el mejor atuendo y demasiado sorprendente para estar mal vestido. Por eso está entre los looks más interesantes de la noche. Decir que fue disfrazado sería simplista”.

¿Statements políticamente incorrectos?, ¿el de la maravillosa Lizzo? Tampoco. Porque ella sabe perfectamente darles a las personas lo que quieren: una foto con el vestido vintage Chanel que usó Linda Evangelista en 1991, comiendo papas fritas y arrobando a la marca. Sin dudas, una de las más atinadas respuestas de la noche a todxs las declaraciones del señor homenajeado.

Aunque era obvia la respuesta, cuando Nada Tawfik de la BBC, informando desde la alfombra roja, le preguntó a Wintour sobre lo polémica que resultó ser esta Gala del Met, Anna le dijo que era una noche para celebrar el trabajo de Lagerfeld, no al hombre. ¿Así fue?