El mensajero
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El mensajero

Con influencias de la música electrónica, Emanero reconfigura su sonido en Tres Mil Millones de Años Luz, su cuarto disco de estudio donde mantiene a la crítica social como una constante. 

Por Cata Greloni

Ph Maxi Guterman

 

La vida de Federico Giannoni cambió para siempre al escuchar el disco Black Album, de Jay Z. A partir del día en que sintió el ritmo puro y duro del rap neoyorquino, a los 15 años, y letras que evidenciaban desigualdades sociales como “99 Problems”, el productor empezó a componer sus propios versos. Empático, sensible y comprometido, Emanero encontró en el rap el médium perfecto para llevar sus detracciones a gran escala. 

 

Después de Bienvenidos a Mi Mundo (2006), Arjé (2010) y Tres (2014), una tríada de discos de “rap cuadrado y gritón”, como él los describe, el rapero decidió despojarse de los prejuicios del Hip Hop para revisar el camino andado e incorporar varias de sus influencias en su próxima obra, Tres Mil Millones de Años Luz. “El año pasado edité el álbum que antes no me animaba a hacer. Cambié toda la producción con la mitad del disco ya hecho para lograr un universo más electrónico, parecido al de artistas como Daft Punk, Air o Justice, que siempre me impactaron”, comenta.

 

Emanero se siente cómodo en canciones como “xxxi” y “El Juego” donde predomina el fraseo coyuntural en distintos tempos pero, en medio de nuevos aires traperos, se vuelve permeable a la banda sonora urbana de los últimos años tres años y agrega vocoders, sintetizadores analógicos y la caja de ritmos Roland TR-808, que tanto le llamó la atención de Kanye West, otro de sus íconos. 

 

“Las letras son las que terminan de conectar todo el disco y, en definitiva, lo que me representa a mí artísticamente. Por eso me permití todos estos cambios y variaciones musicales, porque el mensaje está presente”, dice acerca de la pluralidad sonora de un disco que incluye samples del Flaco Spinetta (en “Veneno”) y colaboraciones con referentes de la escena como la rapera Kriz Alaniz, para “Ojos Feroces”, o de Sony Beat en el tema que lleva el nombre del disco.

En tiempos donde la mayoría de las letras del trap hablan de sexo, drogas y bitches, Giannoni abraza el mensaje social y, aún con nuevo sonido, elige morir en su propia ley y, en “Polvo en el Viento” canta Si vamos a morir que sea con las botas puestas  sino, de qué nos serviría todo lo vivido.