Upcycling: Nicole McLaughlin
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Upcycling: Nicole McLaughlin

Por María Molina

 

Ni Tim Burton con Edward Scissorhands se animó a tanto. La artista millennial Nicole McLaughlin centrada en la sostenibilidad revolucionó el upcycling desde las redes reciclando cualquier objeto, como una antigua Victorinox en relevo de uña esculpida partida. 

 

 

Transforma parlantes en corpiños y restos de botines y tobilleras que le brinda Puma para crear camperas y bikinis. Su enfoque irónico de la moda envía un mensaje serio: la única forma de combatir el consumo excesivo es producir menos y reutilizar más.

Recicla todo, hasta las palabras. Un gorro hecho con jeans es un “jeanie” y zapatos fabricados con sushi se llaman «shoeshi». 

Dice que aprendió por casualidad y causalidad. Jamás leyó un manual de instrucciones para armar objeto alguno, siempre prefirió prevaler antes que desechar y el resto de la historia se concretó en los talleres de Reebok.

La marca la contrató para modernizar los logos y ella dedicó sus ratos libres a experimentar con capelladas, suelas y cordones descartados, engrapándolos y cosiéndolos con formas inesperadas. No tenía la misión de ser una diseñadora sostenible, pero se sentía culpable por trabajar en una industria que desperdicia tantos materiales, así que trató de aprovecharlos.

 

 

 

 

En Estados Unidos, la mayoría de la ropa y las telas usadas terminan en la basura; el volumen de desechos textiles aumentó en más del 800 por ciento desde 1960, según la Agencia de Protección Ambiental. A través de sus diseños anima a reutilizar los artículos en lugar de tirarlos. Si se rompe el taco de un zapato, desde su cuenta de Instagram “alumbra” el camino enseñando a reemplazarlo con una linterna. Su tutorial para hacer un bikini con croissants es viral. La industria de la música la ama. ASAP Mob y J Balvin son sus fans. Jhay Cortez tomó algunas de sus piezas para sus videos y Pharrell Williams escribió el prólogo de un libro con sus obras. 

Trabajó para Calvin Klein, Hermès, Prada y Alessandro Michele la invitó a diseñar una versión del bolso Gucci Diana con pelotas de vóley usadas.

 

 

Más diestra que MacGyber, escalando se lesionó el brazo y con telas de muestra de una campera North Face confeccionó un cabestrillo.

Después de eso las marcas de ropa deportivas son las más dispuestas a colaborar y proporcionarle materia prima. En 2021, se convirtió en la primera embajadora de Arc’Teryx y comenzó a organizar talleres de reciclaje con los sobrantes de la empresa.

Popularizó la tendencia gorpcore a base de prendas con fragmentos de forros polares, recortes de ripstop, cierres, cuerdas y mosquetones. 

Nada mejor para enfrentar el frío que la chaqueta-armadura fabricada con piezas de indumentaria y calzado Puma. La mayoría de sus invenciones se venden en subastas con fines benéficos. En 2021 recaudó 20 mil dólares para la fundación Slow Factory dedicada al cambio climático y la justicia social. Lo dijo Antoine Lavoisier y Nicole lo corrobora: nada se pierde, todo se transforma.

 

 

 

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