Un enigma llamado Iara Kaumann Madelaire
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Un enigma llamado Iara Kaumann Madelaire

Por Bár Midley

Iara Kaumann Madelaire  es artista visual, escultora, pintora y recientemente incursionó también en el arte textil con bordados. A sus 27 años, su obra evolucionó hacia un estilo inconfundible, tan inquietante como atractivo.

En el cruce entre feminidad y naturaleza surgen piezas de marcado realismo, en las que el erotismo y la sexualidad se combinan con atributos de belleza atípicos (comparados con los modelos dominantes), dejando siempre un lugar reservado para el enigma y la ambigüedad. La autenticidad de su arte convoca al espectador a transitar un abanico de emociones, que oscilan entre la empatía y la antipatía, enfrentándolo incluso con sus propias contradicciones. El resultado: una verdadera experiencia estética.

Nació en Posadas, Misiones, en un entorno familiar lleno de estímulos artísticos que incentivaron su creatividad: su madre Miuki Madelaire, modelo y diseñadora emblemática de la Galería Bond Street, en los ’90, su padre músico, ambos muy vinculados al arte visual y performático. Vivió parte de su infancia en Miami y hoy reside en la ciudad de Buenos Aires.

¿En qué momento sentiste que el arte iba a ser tu forma de vida?

Nunca dudé que el arte fuese o no mi forma de vida. Desde que tengo memoria el arte estuvo presente. Fui criada por artistas para ser artista. Mi mamá del lado performático y del diseño, y mi papá del lado musical. Ellos me educaron para que sea performer, pero salí artista visual. Desde niña hubo un esfuerzo de su parte en llevarme a clases de canto lírico y ballet en el Miami City Ballet (hice la escuela primaria en Miami). A veces me daba fiaca ir a las clases mientras mis amigas jugaban,  pero ahora estoy muy agradecida de haber recibido esa formación. Cuando llegó la adolescencia empecé a sentir timidez ante el escenario y seguí dibujando. Todos los niñes dibujan y yo nunca dejé de hacerlo.

Si pensamos al juego como una acción libre vinculada a un espacio temporal puro, abierto a la inventiva, la improvisación y la ficción, ¿está hoy presente en tu proceso creativo?

Recuerdo que cuando era chica jugaba mucho al aire libre en el jardín, trepaba árboles, me embarraba, saltaba en charquitos con mis botas de lluvia. Coleccionaba bichitos bolita. También tenía muchos peluches de monos y jugaba a ser una especie de niña tarzana.  La naturaleza siempre estuvo muy presente en mi vida y hoy está re presente en mi proceso creativo! Me encanta ir a mi casita en el Delta y despertar con el canto de los pájaros.  Esos momentos de paz y reflexión observando las plantas y el río son importantes para limpiar la mente y que fluyan nuevas ideas.

Tu estilo inconfundible se desprende, en parte, de la inevitable conexión del binomio obra-artista. ¿Hay algo del autorretrato que busques explorar?

Mi obra es una búsqueda personal constante. A través de autorretratos a veces más obvios, otras veces deformados me encuentro conmigo misma. Al principio no fue una decisión, simplemente empecé a crear inspirada por vivencias personales. La cara que uno más conoce es la propia y cuando dibujas una cara desde la imaginación, inconscientemente sale parecida a la de uno mismo. Creo que en la mayoría de los artistas está presente el autorretrato ya sea explícitamente o no. El artista elige un modelo según la personalidad que lleva adentro o al menos que se le parezca. Quizás haya algo ahí relacionado con el anhelo de trascender. Para mi el arte es un camino hacia la auto aceptación y el amor propio, y siento que en cada obra dejo una parte de mi.

¿Qué emociones transitas desde el inicio hasta ver la obra terminada?

Al principio cuando surge la idea siento euforia, la emoción de una nueva idea. Después, a mitad de camino, muchas veces aparecen las frustraciones de que no todo siempre sale como uno quiere, pero trato de aprender y mejorar en cada obra. Finalmente siento una enorme satisfacción de haber creado algo que antes no existía, convertir ideas en material táctil para ofrecer al observador como placer visual.  Se podría decir entonces que la parte del proceso que más disfruto es el principio. Terminar cuesta, pero es necesario para empezar algo nuevo.

Indagaste sobre diferentes formatos, tamaños, materialidades y recursos artísticos. ¿Cuál te entusiasma más? ¿Por qué? 

Si, me considero una artista multifacética. Empecé pintando porque era lo que tenía más a mano. Después vino la escultura y ahora el bordado. No sé si hay un formato que me entusiasme más que otro. Creo que depende del mood del momento. Pintar me resulta más difícil en el sentido que requiere de más concentración que modelar, y me da una gran satisfacción cuando logro esa sutileza en la pintura. En cambio, el modelado con arcilla es más lúdico y creo q también la tridimensionalidad genera más impacto en el espectador. También la escultura tiene su lado más desgastante físicamente al tener que armar estructuras con maderas, alambres, levantar peso, lijar, estar en contacto con polvo, etc. Y después el bordado me encanta, me parece super terapéutico, es algo que hago cuando me canso de pintar o modelar. Siempre que me voy de vacaciones o a mi casita en el Delta me llevo el kit de bordado, es como meditar.

Tus esculturas son impactantes. Muestran pieles diversas (vitíligo, morena, albina, sunburn) con rosácea, capilares expuestos y  calvicie. También sus cuerpos revelan curvas y voluptuosidad, atributos todos que los modelos hegemónicos de belleza históricamente niegan. ¿Qué querés comunicar?

Mi propósito es mostrar la subjetividad de lo bello. Representar la diversidad. Me alegro mucho cuando las espectadoras se sienten identificadas con mis obras. Me impulsa mostrar un realismo visceral donde nadie es perfecto y  hay ciertos «defectos» nos hacen únicos.

Tus obras manifiestan cierto erotismo asociado a la sexualidad de la mujer. ¿Es así?

Me interesa mostrar el placer privado de la mujer a través de una mirada voyeur que contempla ese objeto de deseo, desde una visión femenina a diferencia del estereotipo tradicional, donde hay posesión de la mujer por parte del artista masculino. El impulso sexual es universal, irresistible y nos vuelve a conectar con lo primitivo.

El vestir expresa identidad. ¿Cómo definís tu estilo?

Creo que  la ropa es una  manera de comunicar. Podes vestirte para sobresalir o para ocultarte. No me gusta definirme, así que lo defino como propio.  Además tengo etapas, siempre estoy cambiando. Encargo mis propios diseños y compro vintage. Sí tengo influencias de los años 60s y 70s. Cuando era adolescente lloraba porque no vivía en 1969. Ahora ya lo superé, y me gusta ser parte del presente y de todos los cambios que se están viviendo en la actualidad.

En 2016, “Naturaleza Felina” fue su primera muestra individual.  Dos años más tarde, “Biolúminis”, exposición creada en conjunto con su novio el artista Juan Jiant, se presentó en la galería porteña Ungallery. Ese mismo año se exhibía su serie “Pieles” en la galería Haimney en Barcelona.

Hace un año y medio que vengo craneando esta muestra y es la más ambiciosa hasta el momento. Van a haber 7 pinturas y 16 esculturas que forman parte de una instalación. No spoileo más! “, nos dice refiriéndose a “Nocturnias”, su segunda muestra individual postergada por la pandemia. Habrá que esperar.