Ropa Inteligente
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Ropa Inteligente

Por Maria Molina

Yves Saint Laurent diseñaba “para darles superpoderes a las mujeres”. Y creó el smoking femenino con el mismo propósito que se inventó a fines del siglo XIX: evitar la molestia de sentir impregnado el olor a tabaco en la ropa de hombre.

 

Hoy la tecnología nos resguarda de eso y más. El apellido ilustre que firma la ropa inteligente es Dior con la chaqueta Bar y sus gadgets sensibles al tiempo: se enfría cuando quien la lleva siente calor y al revés.

 

Para Kitx, la marca preferida de Emma Watson, la moda “curativa” es un mantra. Utilizan recetas ayurvédicas ancestrales para teñir telas antibacteriales. Además, protegen nuestro estado de ánimo valiéndose de tintes de origen botánico que estimulan sensaciones positivas.

 

Los tejidos de Emily Bode datan del siglo XVIII. La modista que conquistó el corazón y el olfato de Harry Styles presenta su “indumentaria medicinal”, y les atribuye a los hilos teñidos a base de hierbas aromáticas propiedades antimicóticas y relajantes.

 

A prueba de distraídos, Iga Węglińska creó dos tops que cambian de color para ayudar al usuario a identificar cuándo se siente ansioso. Las prendas reaccionan al ritmo cardíaco, la temperatura y a la respuesta galvánica de la piel a través de sensores que activan cambios visuales.

 

Para enfrentar tensiones sin tener que decir om, nada como un vestido de Iris Van Herpen a base de algas marinas. Sus patrones de costura basados en la teoría japonesa de la simetría tranquilizan porque son similares al movimiento de las olas del mar.

 

Vivienne Westwood propone un sistema menos tecnológico pero lúdico, llevar siempre un ramo de flores y agitarlo como si fuera una varita mágica, pintarse los labios de rojo y anudarse un lazo de tul rosa en las muñecas. ¿Vos qué preferís?