Revelar el cuerpo como símbolo de poder
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Revelar el cuerpo como símbolo de poder

Por María Molina

¿Mostrar cola y pezones está de moda?, ¿Qué es el no pants, no problem y sus derivados?

Aunque más encubierta que la estética naked del Y2K -pero no apropiada para ir a trabajar, por ejemplo-, esta ola nudista es enorme. Cuando a Edie Sedgwick, pionera del estilo, le preguntaron por qué sólo llevaba ropa interior, inauguró oficialmente la desnudez: “Es todo lo que tenía para ponerme”, respondió. Obvio que no es lo mismo desvestirse en una performance warholiana en The Factory que tomar el subte D en hora pico en bombacha. Así y todo, el look se conecta con otra época tan disruptiva como esta, la de 1960.

La tendencia de los vestidos transparentes, aunque varía en los niveles de intrepidez, es ineludible, ya que los pezones, los ombligos y las tangas apenas disimulados están en todas las alfombras, desde los Grammy hasta los Oscar. Pero para ser justos: el revival comenzó con Hunter Schafer vestida con la colección de Prada del ´97 y el homenaje de Lily-Rose Depp a Kate Moss en i-D.

Seamos realistas, las prendas rayos X fueron polémicas desde el vamos. La diosa del cine mudo Clara Bow y su vestido translúcido fueron un desencadenante del mayor acto de censura hollywoodense, el Código Hays. Estuvo vigente hasta 1967 y se creó “para evitar escenarios de inmoralidad y depravación”. ¿O será porque a veces “no se trata simplemente de hacerlo por capricho o por estar de moda, sino que al desnudar un pecho también se está desnudando una batalla?”, se pregunta la crítica de moda Robin Givhan.

Hay un poder increíble en la elección de revelar el propio cuerpo. En 1998, Rose McGowan usó un vestido estilo de malla con cuentas sobre solo una tanga con estampado de leopardo en los VMA; décadas más tarde confesó que fue su respuesta al caso Weinstein. “Esa fue una declaración política”, publicó el New York Times.

La conversación sobre una prenda reveladora también puede cambiar la cultura del consumo. El icónico vestido verde de Versace de Jennifer Lopez en los Grammy de 2000, generó tantas búsquedas en Internet que estimuló la invención de Google Images.

El valor impactante de la desnudez llegó al clímax cuando Rihanna recibió el premio al ícono de la moda del año de la CFDA con un modelo de Adam Selman completamente transparente y una pashmina. Con su receta de confianza y descaro, Riri se convirtió en la embajadora perfecta de la tendencia, rechazando las críticas y alentando el empoderamiento. La siguieron Beyoncé, Kendall Jenner y Bella Hadid.

No clothes no problem regresa con fuerza y no muestra signos de desaceleración. Es muy probable que por razones marketineras Chanel, Nensi Dojaka, Prada, Ferragamo, Dion Lee, Rodarte, Emilia Wickstead, Heron Preston, Rick Owens, LaQuan Smith y Y/Project se estén sumando a la movida. Y que HOY resulte bastante complicado llevar la intimidad de los pezones o un cola less de la pasarela a la calle, pero se abre un diálogo urgente: entender que se están borrando las barreras entre lo real y lo imposible, entre vestirse y desvestirse, y todo se están erosionando a nuestro alrededor. ¿Para dar lugar a una evolución?