MORFILM: comé lo mismo que en la peli que ves
Por Bár Midley
¿Quién no fantaseó alguna vez con chapar a partir de un plato de spaghetti al estilo “La dama y el Vagabundo”? ¿Y en bañarse en la cascada de chocolate de Willy Wonka? ¿Quién no se preguntó qué gusto tiene el famoso gazpacho con el que Carmen Maura seda a sus invitados en “Mujeres al borde de un ataque de nervios”?
Si alguna vez te quedaste con la ganas de probar las comidas emblemáticas de tus films favoritos, MORFILM FESTIVAL es la propuesta para vos. Se trata del primer ciclo de cine en el que comés exactamente lo mismo que comen en la peli que estás viendo. El proyecto nació con la clara intención de revalorizar aquel espectáculo público, colectivo y ritual urbano que solía ser el cine decimonónico, hoy devenido recreación descentralizada en micro-espacios atomizados. A través de la gastronomía, Florencia y Zacarías, sus creadores, encontraron el gancho para acercar al público.
Su lanzamiento fue en el marco de Ciudad Emergente con dos peliculones: «Charly y la fábrica de chocolates», de Tim Burton con degustación de dulces Wonka, y una torre de chocolate de varios pisos que deslumbró a la audiencia. También «Matilda», de Danny de Vito con la torta más famosa de la historia del cine. El éxito fue rotundo. A éstos clásicos le siguieron otros, resultado de la sinergía que se generó con los fanáticos. “El proceso de selección de pelis va muy de la mano de lo que nos tienta, y a la vez de lo que la audiencia nos pide”, nos cuenta Flor, especializada en marketing y publicidad, y productora de eventos. “Ahora compran la experiencia porque conocen la peli, la idea es que a futuro compren la peli porque ya conocen la experiencia”.
Algunos títulos del repertorio fueron: “Saturday Night Fever” y la pizza estilo americana, “Pulp fiction” con su recordada Big Kahuna Burger, exhibida en Congo Bar y en el Centro Cultural Matienzo. ¿El hit? Con más de 5 funciones agotadas fue “Bastardos sin gloria” y la recreación de la tensa escena acompañada por el Strudel con crema.
“La comida es un recurso para ilustrar distintos momentos de tensión”, opina Flor, mientras Zacarías – director creativo publicitario – agrega: “En cada película el rol de la comida puede ser distinto, en El Padrino, por ejemplo, te ubica en una época y un ambiente específicos de la mafia italoamericana, donde se empiezan a mezclar los platos neoyorquinos con platos italianos”.
Sin dudas, la gran pantalla tiene la magia de sumergirnos en estados emocionales y sus momentos culinarios suelen ser una táctica clave para lograrlo. Pero MORFILM es mucho más que cine, resulta una verdadera experiencia sensorial de consumo que contempla hasta el más mínimo detalle, desde lo técnico – pantalla gigante con sonido acorde -, hasta la recreación y diseño de merchandising con la estética propia de cada film, creado por Kevin, diseñador gráfico sumado al proyecto desde el inicio.
En cuanto al menú, el desarrollo es distinto para cada película. A veces convocan a un chef y otras generan alianzas con el espacio de exhibición. Todo venía viento en popa hasta que llegó la pandemia. Sin embargo el contexto actual les permitió registrar el enorme valor del proyecto. “Con este contexto nos dimos cuenta del verdadero potencial que tiene la idea, porque la estamos pudiendo readaptar”, sostiene Flor. Así, surgió la primera edición de #MORFILMENCASA. La idea es elegir pelis que estén liberadas en servicios de streaming y así poder recrear la experiencia.
Hasta el 30 de Junio hay tiempo de comprar el ticket y recibir en casa el menú de 4 pasos de la encantadora “Ratatouille”. Para esta ocasión, los platos envasados al vacío surgen en asociación con Croque en Casa. Con la motivación de “accionar en conjunto y ayudar a los restaurantes a pasar este momento tan difícil”, Flor y Zaca apuestan a reinventar su modelo de negocios y generar alianzas con el circuito gastronómico local. ¡Así que tomen nota porque se vienen dos bombas! “El padrino”, en unión con Renatto Cucina Italiana y “Parasite”, junto a una chef coreana. Stay tuned!