Louis Vuitton x Grace Coddington
Legendaria. Cálida. Artífice de fantasías. La grannie del estilismo de moda lanza cápsula para Louis Vuitton. Y sí, tiene estampas de gatitos.
Text Germán Pikas / Photography Craig McDean
Hay mucha gente en este mundo. Gente alegre, gente expuesta, gente ambiciosa, gente turbadora, gente generosa, gente impecable o implacable. Pero hay una clase de gente, la transparente, y en esa categoría entra Grace Coddington. Pelo rojo y embrujado, pero transparente al fin.
Alguien transparente es quien deja cruzar el aire, se deja atravesar por la luz y le permite al brillo anónimo tener un lugar propio. Una presencia cruda y potente, aun cuando no pretenda hacerse notar. Grace es gente que aprendió a hacer de una explosión una identidad.
Ella nunca fue un murmullo pasajero, un one hit wonder, una advenediza que pretendió roer cimientos en su devenir desde la brumosa Gales hasta Nueva York. Todo lo contrario. Desde los 60 hasta nuestros días, su figura siempre fue icónica.
En el documental The September Issue (R. J. Cutler, 2009), su look salvaje contrasta con el de Anna Wintour. Si Anna se enflequilla y oculta su cara tras gafas negras, Grace abre su rostro pálido, su frente eterna, y hace del frizz una bandera que llamea. Un rostro expansivo. Una jeta que se bancó cinco operaciones de cirugía estética para recuperar el párpado izquierdo que había perdido en un severo choque automovilístico en 1961.
La cara en la moda, lo sabemos, es todo. Grace tardó dos años en recuperarse y su promisoria carrera de modelo fue historia. Pero como sabía que quería hacer (y quedarse en) la historia del fashion business, comenzó a trabajar en Vogue UK.
“No me iba de vacaciones, sólo leía Vogue”, confesó retratando su deseo de la niñez. Movediza y ultra creativa elevó el nivel de discusión del estilismo en Europa, llegando a ser directora de diseño en Calvin Klein. Para muestra sobran los clics de coequipers como Annie Leibovitz, David Bailey, Steven Klein, Steven Meisel, Helmut Newton, Cecil Beaton, Arthur Elgort, Irving Penn, Lord Snowdon, Guy Bourdin, Mario Testino y Bruce Weber.
Cuando la Wintour tomó las riendas de Vogue US, la convocó para construir una de las duplas clave en la industria de la moda. La antítesis que se muestra en The September Issue hizo que muchos las ubicaran en territorios opuestos. El maniqueísmo de siempre.
Hay algo que Coddington y Wintour entienden y emplean a la perfección. Se toman en serio la moda. Tomársela en serio es querer llevar las cosas hacia el límite de su desplazamiento posible. Y en la moda esto significa, según Grace, “aprender a ver”. Simple y complejísimo al mismo tiempo.
Grace cuenta en sus memorias (Grace Memorias, Turner) que el fotógrafo inglés Norman Parkinson la educó en el arte de ver. Su mentor. Con él hizo su primer trabajo como modelo, en el que le tocó correr desnuda por un bosque, y con «Parks» hizo su primer viaje como editora. Lejos de jugar al artista, Parkinson se veía a sí mismo como un artesano.
Directora creativa hasta 2016 de la publicación de moda más influyente del planeta, como estilista supo desarrollar algo muy difícil. Hacer que los vectores clave de una fotografía alcancen su máximo esplendor: por un lado intersectar los intereses del fotógrafo y el fotografiado; por otro, comprender el entorno.
Dice que esto lo aprendió de Parkinson: “Él me hizo notar que necesitaba implicarme con el lugar, que no bastaba con agarrar un montón de ropa, meterla en el avión y hacer fotos en una playa. Hoy en día hay equipos que pueden ir a unas locaciones despampanantes y volver con un pequeño registro del cielo azul, convencidos de su gran trabajo”.
El estilismo es el viaje mismo. Mirar, pensar, crear, sentir, un mismo y único acto. La inspiración como trabajo arduo. La chispa de la idea como un camino al que se llega por medio de la obsesión, la intuición y el estudio. Grace hacía magia, pero una magia trabajada, pensada, tesonera.
Persona y personaje, cabeza y corazón. Un ser en pleno juego intensivo y creativo, el juego de la luz con lo opaco, con las tinieblas, y con el grito de estampas y colores. Su colaboración con LV rescata este espíritu. Contrastes que no se fundamentan en lo opuesto, sino en lo complementario. En el funcionamiento de la composición. Lo terroso de la paleta cromática. Lo anfibio entre texturas heterogéneas.
Ahora Grace conduce Face To Grace, un programa de entrevistas por Apple TV. Y vendrán más libros, películas, desfiles, fotos y homenajes. Y siempre flameará vibrátil su look embrujado de belleza. Mientras mira las nuevas olas, Grace ya es parte del mar.