Hay una revolución en la moda llamada Harris Reed
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Hay una revolución en la moda llamada Harris Reed

Por Maria Molina

“¿Existe alguien capaz de modernizar Nina Ricci, estimulando esa nueva feminidad y diversidad que busca la casa?”, se preguntó el crítico de moda Tim Blanks cuando la marca no daba en la tecla con la dirección creativa.

Al amparo de la resurrección por parte de jóvenes e irreverentes diseñadores, House of Ricci probó con un casting VIP. Pero ni Nathalie Gervais, Lars Nilsson ni la dupla de Rushemy Botter y Lisi Herrebrugh terminaron por convencer en términos de crítica, impacto y resultados.

Hasta que apareció Harris Reed y se convirtió, con 26 años, en el director creativo más joven de la historia, en la palabra santa de la Gen Z. ¿Quién es el angloamericano que no entiende de etiquetas ni de imposiciones sociales? Egresado de Central Saint Martins, es la estrella on fire que cuestiona los estereotipos de la moda y reseteó el código Ricci.

Florence Pugh, Lizzo, Precious Lee, Emma Watson, Rihanna, Sam Smith son sus fans. “Todo empezó cuando subí a mi cuenta de IG -con tan sólo 2k seguidores-, una pieza que llamó la atención del estilista Harry Lambert. Me encargo el primer trabajo que cobré”. ¿Sus indicaciones? “No te limites en absoluto, hacelo a lo grande, que quede espectacular”. Y al día siguiente lo llamó para decirle que al cliente le había encantado el diseño, lo citó en la puerta de atrás de un local y cuando Reed llegó se encontró en el Hammersmith Apollo, y un cartel que decía: Harry Styles – Entradas agotadas. “Fue el primer hombre en ponerse mi ropa y en protagonizar una tapa de Vogue con vestido”.

Así empezó la revolución Reed. “El que agitó el romanticismo de la casa llevando la opulencia a un siguiente nivel y rompiendo con las reglas que nos impone el género”, escribió Laura Atkinson del Sunday Times. Para Harris la palabra feminidad precede a la orientación sexual. Algo que todavía se ve a través de una lente estenopeica. “Porque todavía a muchsx les sigue indignando ver a un hombre con vestido”. Decidió alterar la herencia heteronormativa de Ricci con un referéndum sobre nuevas normas de género, un estilo victoriano algo punk y algo glam rock. “Ojalá fuera muy open mind y no me importaran las críticas a mi transgresión, pero mi generación creció con celular en mano. Todavía soy vulnerable a los comentarios haters, los positivos y la validación”.

Por suerte súper Pierpaolo Piccioli (sí, el mismísimo): “Me agarró, me sacudió y me dijo ‘no debería importarte un c… si a la gente le gusta o no, ¿te gusta?’, suficiente”.

Tomó el consejo: sus colecciones generan conversaciones sobre nuevas identidades, son 50% diseño y 50% activismo.  “A los nueve años me di cuenta de que era gay”. Y como blanco perfecto del bulling escolar, a esa edad se escribió una carta a sí mismo, que decía: “El viaje hasta convertirte en tu yo verdadero no va a ser fácil, te lo aviso de antemano, pero confiá en mí cuanto te digo que llegado ese momento será una bomba y un día le contarás tu historia a la revista Vogue”.

Si bien todavía algunos críticos se reservan veredicto, Harris está en el lugar donde quiere, hace y deshace al suspiro de toda una generación. ¿Cómo seguirá este romance entre él, el mundo y la casa Ricci? Prometedor parece: “No quiero convertirme en un robot de la moda, lo mío es animar a que empecemos a mirar dentro nuestro, probar cosas nuevas y simplemente pasarlo bien”.