El Marginal 3: Nicolás & Daniel
Furtado y Pacheco. Diosito y James. El Marginal. Amistad. Ficción y realidad. Escenas cotidianas.
Production Marcela Soberano
Text Leonardo Martinelli
Photography Maru Di Rago
Styling Andrea Urquizu / Marcela Soberano
Hair&Makeup Sole Olveira
Looks AU Andrea Urquizu / Kostüme / Vulk
Thanks El Estanciero (Restaurante) / Natalia Román (Gestión de prensa)
Los actores Nicolás Furtado y Daniel Pacheco, Diosito y James para la legión de seguidores de El Marginal, han desarrollado una entrañable amistad a partir de las extensas jornadas de filmación de la serie. Vínculo confirmado por las sonrisas cómplices, los gestos imperceptibles que sólo ellos parecen entender. Códigos compartidos. Escenas de una cotidianeidad que vislumbramos (y espiamos) durante un distendido almuerzo en Las Cañitas. Provoleta y empanadas mediante, los chicos comparten vivencias, muestran que la fama es puro cuento y que, al final del día, lo que vale es la formación, el camino y el compromiso con el oficio y la profesión. Es el caso de El Marginal, donde dan voces a los excluidos y contribuyen a hacer visible lo invisible.
La primera temporada fue el descubrimiento de los personajes y la segunda se concentró en los orígenes. ¿Dónde arrancará la tercera?
— Nicolás: en realidad no sabemos decirlo; o no podemos…
— Daniel: no está tan claro, todo es especulación. Por un lado estará el futuro, o sea, la continuación de la primera temporada; y por otro el pasado, que está conectado con la segunda. Quizás esté en el medio de ambas.
La primera termina en la ambulancia y la segunda también, pero cambia la situación.
— N: ¡ya no sé qué se puede decir y qué no! Va a ir para adelante y para atrás en el tiempo, jugando con una cosa de precuela por un lado, y en un tiempo presente real por el otro.
— D: como con la segunda temporada se filtró lo que estábamos haciendo, en ésta cuidan que los actores no digan mucho para generar expectativa. Y para conservar el misterio, los extras van a entrar sin celular a las grabaciones. El director de esta temporada será Javier Ciancio, que ya había trabajado en las anteriores con Luis Ortega y Adrián Caetano.
Ustedes son flacos por naturaleza. ¿Hay una preparación física para los personajes?
— N: hay un tema. Nosotros estamos grabando escenas que transcurren tres años antes de la primera temporada, de la que ya pasaron otros tres años. O sea, como actores debiéramos vernos seis años más jóvenes; esa es la joda. Acostumbramos a entrenar, jugamos al básquet, estamos siempre en movimiento porque es importante para nuestra profesión. Y además, el básquet en sí forma parte de la serie, en la vida del penal.
En la primera temporada estuvo Juan Minujín, en la segunda Esteban Lamothe. ¿Entrará algún personaje foráneo en la tercera?
— N: sí, Toto Ferro va a hacer un personaje importante.
— D: también están buscando un boxeador, de más o menos cuarenta años, pero hasta donde sé no está confirmado nadie todavía.
—N: en El Marginal hay personajes que la gente sigue mucho, pero lo fundamental es el producto. En la tercera temporada los Borges van a tener mucho que ver porque como se mostró en la segunda, ganan territorio y son los que hoy por hoy cuentan la historia.
Entre tantas cosas, leí que uno durmió en una plaza y entró a una villa, y que otro se entrevistó con un narco. ¿Esa preparación sirve o «es suficiente con actuar»?
— D: el trabajo de campo es importante, te impregna de sensaciones. Las impresiones surgen del pensamiento y de la experiencia. No se trata de ir al límite, sino de acercarse a esa realidad que vive el personaje.
Instagram es muy importante para difundir una imagen, pero, ¿por dónde canalizan su formación intelectual y actoral?
— D: el Instagram es una ventana y para un actor está buenísimo tener diferentes aristas. Personalmente, no me gusta que me encasillen como «el personaje colombiano». Por suerte esos estigmas son cada vez más chiquitos. Hace poco terminé una comedia, Tumba para Tres, donde hago un personaje completamente distinto.
— N: lo mismo pasa con actores a los que siempre les ofrecen los mismos personajes. Queda en el actor tratar de salir del estereotipo.
— D: la formación actoral siempre está y es importante para no dar ventaja. Justamente vine a la Argentina para consolidarme como actor; el cine y el teatro argentinos están muy bien vistos en Colombia. Vine a hacer un curso de cuatro meses, que me llevó a otro y a otro… Y así empezaron a salir trabajos. Me gustó el estilo de vida de Buenos Aires y me quedé.
— N: hace poquito hicimos un curso con Javier Daulte. Cada tanto nos gusta, cada uno por su lado y en este caso los dos juntos, tomar clases y entrenar con un maestro para no estancarnos.
¿Cómo se toman las críticas en ese ámbito de formación?
— D: uno va a aprender; somos lienzos en blanco. También se aprende de colegas que son verdaderos maestros, como Claudio Rissi o Gerardo Romano. En la primera temporada grababa mis escenas y me quedaba por ahí viéndolos pasar letra. Es increíble el modo en que encaran la cámara, cómo saben las distancias y los tiempos. Su economía de recursos. En la segunda me pasó con Roly Serrano, que interpretaba a El Sapo. En su última escena estuve cuatro horas detrás de cámara, aprendiendo y disfrutando.
No todos son triunfos en la vida. Nico, hace poco vi Perdida y uno se pregunta qué te motivó a estar ahí. ¿Fue el dinero, la posibilidad de hacer cine?
— N: fue la posibilidad de hacer cine con un director interesante, compañeros nuevos y una productora con la que nunca había trabajado. Como actor, pienso que cada proyecto puede sumar. El resultado nunca se sabe.
Y vos, Daniel, ¿cómo manejaste lo de Edha?
— D: bien, imagínate; fue la primera serie original de la Argentina para Netflix. Un proyecto más que interesante con uno de sus directores más reconocidos, Daniel Burman. No podía no estar. Uno tiene que apostar. Es mucho mejor hacer, antes que reprocharse por lo que uno no hizo. En España, Edha funcionó mejor; acá quizá le dieron caño sin haberla visto completa.
Si Sebastián Ortega tuviera presupuesto ilimitado y les dijera: “Elijan una actriz o un actor extranjero para que trabaje con ustedes”, ¿a quién elegirían?
— D: uno que me parece bueno es Oscar Jaedana, que hizo de Cantinflas y de papá de Luis Miguel. Podría decir uno de Hollywood, pero…
— N: pedí, hay plata, pedí.
— D: bueno, entonce elijo a Tom Hardy.
—N: ¡Iba a decir el mismo! También podría ser Hugh Jackman; hace de todo, me gusta mucho.
— D: bueno, ya tenemos a los dos.