Crece el consumo de cine catastrófico ¿somos morbosos?
Por Lucía Levy
La doctora está envuelta en una toalla, el pelo suelto y despeinado, sus ojos miran a través de una ventana. “Creo que estoy enferma”, le dice a un hombre por teléfono, su cara toda es preocupación. Sabe lo que le espera porque lo vio en sus pacientes, sabe que el final está cerca y no hay nada que ella o él puedan hacer para esquivar la muerte. “Me cuesta tragar, me duele mucho la cabeza y tengo fiebre”. Lo vemos a él sentado en una mesa, sus ojos desesperados: nadie se salva, ni siquiera quienes pueden salvar a lxs otrxs.
Ella es la actriz Kate Winslet y su interlocutor es el actor Laurence Fishburne, otro doctor que tiene como tarea principal encontrar una vacuna que frene el contagio de un virus mortal que nadie sabe cómo nació. La escena pertenece a la película de 2011 Contagio, dirigida por Steven Soderbergh, pero bien podría ser una escena de la vida real en cualquier ciudad del mundo. Nunca antes la realidad había superado a la ficción de una manera tan rotunda.
En las últimas semanas, los contenidos más consumidos en plataformas de streaming como Netflix o Amazon Prime fueron los films Contagio y Virus y la docuserie Pandemia. En el medio de una pandemia mundial y con las emociones a flor de piel, existen personas que eligen ver historias catastróficas. ¿Por qué pasa esto? ¿Hay alguna explicación psicológica que explique los motivos de estas selecciones tan peculiares en un momento de tanta incertidumbre y vulnerabilidad?
“Hay varios ángulos desde donde analizarlo. Por un lado se puede pensar que en medio de esta situación, muchxs necesitan sentirse identificadxs con lo que ven en pantalla. Esto se puede tomar como una forma de manejar la ansiedad. Para las personas que disfrutan de ver este tipo de contenidos, identificarse con los personajes o con la trama les puede generar alivio”, explica Andrés Aronowicz, Psicoterapeuta Cognitivo-Conductual.
“Por otro lado, se podría pensar que la información que proveen estos contenidos, aunque sea de ficción, calma la ansiedad latente de base que todxs estamos teniendo. Podés tener un final catastrófico en el que todxs mueren o podés tener el camino del héroe en el que uno de los personajes salva al mundo. Igualmente creo que éstas personas disfrutaban desde antes este tipo de cine”, agrega Aronowicz.
Maggie Groba tiene 22 años, trabaja en una agencia de comunicación y cuenta que desde siempre consume este tipo de contenido. Durante la cuarentena vio Contagio, Pandemia y Virus. “Lo que más interés me generó cuando estaba viendo Virus es ver qué medidas tomaba el Gobierno para manejar la situación, también el colapso del sistema económico mundial y cómo la gente reacciona ante eso. Mis padres son médicos y también me interesó ver cómo las distintas compañías farmacéuticas especulan con el descubrimiento de una vacuna que salve a la población y con el rédito económico”. Con respecto a cómo se sintió luego de ver este tipo de pelis o series, Maggie reconoce que la ansiedad y la angustia prevalecieron. A pesar de sentirse así, Maggie explica que lo hace para poder adelantarse a lo que vendrá, aunque sea todo incertidumbre. “Quiero saber de qué manera se puede evitar llegar a un escenario totalmente catastrófico, analizar el contexto, entender qué está pasando y en base a eso poder actuar”.
Del otro lado se encuentran Manuela Ghitta y Juan Ignacio Guido, dos jóvenes que son grandes consumidores de series y películas de distinta índole. Luego de ver Virus, Manuela no sintió angustia ni ansiedad. “La tomé como una película de ficción, es super exagerada así que no sentí que esa situación caótica fuera algo posible en la vida real”. Juan Ignacio vio Contagio y asegura que su estado anímico no cambió demasiado. “Si bien la peli es extrema, me recordó que no hay que subestimar el alcance y el peligro de estos temas. Factores fuera del control de la sociedad pueden cambiar la ‘normalidad’ en cualquier momento”, agrega.