Meta Estética
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Meta Estética

Por María Molina

 

Hay un capítulo de The Bing Bang Theory (el episodio 20 de la temporada 9) en el que los protagonistas discuten sobre si pasear por un bosque virtual entre flores inexistentes causa el mismo relax que hacerlo de verdad.

Lo mismo se preguntan las marcas de moda, gastronomía, deco y empezaron a replicar la estética digital en el mundo tangible. Es decir, hacer que desde el cuarto de hotel hasta la ensalada Caesar resulten ¨instagrameables¨, listos para mostrarse en las redes sociales. Porque el diálogo entre lo físico y lo virtual empieza a ir más allá de la lógica del QR y la realidad aumentada. El universo renderizado ya genera sus propias tendencias e impactan en lo cotidiano.

 

Siempre al día, Balenciaga materializó el filtro Rosy Rosy de Instagram en su pop up peludo de Londres. En una experiencia surrealista, rosa y esponjosa los clientes sienten que están en un sitio tan absurdo como acogedor.
No hay app que supere la ambientación del restaurante Tattu en Manchester. Desde los árboles de Cerezos hasta la comida están preparados para el centenar de likes. Por otro lado, el hashtag nature tiene más de 700 millones de seguidores en Instagram, y la marca Glossier lo sabe. El local de Seattle está cubierto con musgo que emula las Rocky Mountains, en Colorado.

 

 

Simon Porte de Jacquemus fue por más, convirtió su propio baño en un NFT físico. En una la instalación emergente que hizo para Selfridges recreó una escena al estilo James Cameron, con tubos de dentífrico gigantes y un enorme vaso de agua, todo en celeste. Desde que Renzo Rosso decidió cerrar la boutique de Viktor and Rolf en Milán, construida  al revés (suelo en el techo y viceversa, con mobiliario incluido), no se veían entornos tan fantásticos.

 

La metaestética es el comienzo de una narrativa emergente, marcada por una creatividad ilimitada que supera las restricciones de la realidad física. ¿Like it?