«Ya no nos callamos, no esperamos que vengan a salvarnos ni somos las heroínas taquilleras que la mayoría quiere ver»
Por Maria Molina
Cate Blanchett no está -según los creadores de listas- entre las actrices más bulliciosas ni carismáticas de Hollywood. Tampoco está nunca en el ojo de una tormenta. Y quizás porque no integra ninguno de estos catálogos la amamos. Y Hollywood también.
Imposible olvidar el meme viral ¨Mujeres embobadas mirando a Cate¨ cuando se prendió fuego Twitter con la frase: «Quedate con alguien que te mire como Kristen Stewart mira a Blanchett», en Cannes de 2018. A la lista de obnubiladas se sumaron Lea Seydoux, Anne Hathaway, Rooney Mara, Asia Argento, Sandra Bullock.
De perfil bajo, desdeña los escándalos, está casada hace 25 años y tiene una familia numerosa. Sin embargo, ella prefiere no definirse a sí misma por su sexualidad. ¨Ser heterosexual, bisexual o lesbiana no es una etiqueta que me importe¨, le dijo a Variety Magazine.
Feminista activa, cada vez que tiene la oportunidad lanza la patada voladora en un speech por los derechos de la mujer en la industria del cine. Cuando recibió el premio a la Mejor Actriz en los Critics Choice Awards por su papel en Tár, el film de Todd Field, pidió cambiar las reglas a la hora de premiar a las actrices cuyos trabajos no siempre son reconocidos. ¨Los premios son arbitrarios teniendo en cuenta las increíbles actuaciones de todas las mujeres, no solo en esta habitación, sino en toda la conversación creativa que se genera. ¿Por qué no nos limitamos a decir que hay toda una serie de interpretaciones femeninas extraordinarias que conversan entre sí? Gracias, comparto este premio con todas ustedes¨, y estalló la sala.
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La película que protagoniza es una de las candidatas más fuertes de la Academia y está nominada a 6 premios Oscar. Cate interpreta a Lydia Tár, una directora de orquesta que copia a sus colegas masculinos para sobresalir en un mundo dominado por hombres, esto es parte de lo que la lleva al éxito, pero también a abusar de sus privilegios con total impunidad. Difícil de digerir y polémica, esta narración exige una interpretación sutil y aporta matices a las dinámicas de poder desigual. ¨La infrarrepresentación de estos papeles mucho más complejos es flagrante. Pero un cambio profundo se está produciendo: nosotras ya no nos callamos, no esperamos que vengan a salvarnos ni somos las heroínas taquilleras que la mayoría quiere ver¨.