Neoheroínas
Por Maria Molina
“I need a Hero!”, reclama el Hada Madrina de Shrek 2 al ritmo de la canción de Bonnie Tyler. Además, “tiene que ser fuerte, rápido”. Y estar listo para luchar por ella. Lástima Lady Luck que Fiona ya decidió
ser neoheroína, que no es débil ni princesa, sino una mujer fuerte, valiente y más ocupada en cumplir sus deseos que en ser sumisa a los mandatos ajenos. Por si queda alguna duda de que el dream team de la ogresa, Cenicienta y Blancanieves decide liberarse del legado de los cuentos clásicos, las chicas animadas queman sus corpiños en referencia al Bra-Burners, la manifestación femenina de los ‘60 en Atlantic City.
Con mucha mejor cobertura que la Batiseñal, los expertos en inventar titanes renovaron a los personajes por un elenco que encaja con la cultura popular. En sintonía con un mundo cada vez más complejo, las
últimas versiones del Hombre Araña, Wonder Woman, Iron Man, Superman, la raza entera de alienígenas de Eternals y hasta el juguete Buzz Lightyear adhieren a la deconstrucción. Dejaron de plantear sentencias morales, tomando posición ante los debates contemporáneos alrededor de la sexualidad y las conquistas sociales.
En todos los héroes y villanos se pueden encontrar ambigüedades que llevan a revisar la pregunta sobre el bien y el mal. Y cada guionista acomoda las personalidades de acuerdo a la época. Hoy es la sociedad la que se replantea la noción de lo que significa ser súper heroico. En la obra que Bansky dejó en las paredes de un hospital en Southampton, se ve a un niño jugando con una muñeca-enfermera, mientras que en el canasto reposan descartados los superhéroes de antes. Suficiente para entender que los poderes más valiosos no siempre provienen de otro planeta. Y que Superman no puede seguir peleando por “The american way of life” en un mundo que ya no aspira a eso.
Ni tan súper ni tan héroes. De los creadores de mitos griegos, precursores de las ligas justicieras, llega un gremio de paladines modernos, imperfectos e inclusivos. Para emocionarse no alcanza con una historia épica y tampoco se les exige a los enmascarados estar salvando vidas todo el tiempo. Cualquier cosa puede pasar en el universo de los cuentos, cómics y superhéroes. Mientras más real, mejor. La Mujer Maravilla que interpreta Gal Gadot es una feminista activa, Eternals es la primera película de Disney protagonizada por una pareja de hombres que, además, son padres. A Makkari, la dama más veloz del universo, la interpreta Lauren Ridloff: hasta ahora el único personaje sordo de Marvel. Y en el live action de She-Hulk, la actriz Tatiana Maslany es una exitosa abogada que se ve obligada a demostrar ante la corte su inteligencia y sentido común como cualquier otro ser humano, pero en color verde.
Innecesaria fue tanta cautela cuando se estrenó la primera X-men. Hubo extremo cuidado de no plasmar un universo confuso con hombres vestidos en látex negro. Temían que la película no fuera tomada en serio. Sin embargo, en 2019 Black Panther ganó el Oscar al Mejor Vestuario, creado por Ruth Carter con prendas de Alexander McQueen, Burberry, Balmain y tejidos sustentantes de Stella McCartney. Galardón que seguramente se llevará la nueva promesa del diseño. Su CV dice que estudió moda en Parsons, trabaja con lazos de seda orgánica capaces de aguantar 88 kilos y su telaraña puede estirarse hasta un 40 por ciento cuando se columpia entre los edificios de New York a más de 100 km por hora. Además, en esta quinta entrega de Edge of the Spider-Verse, Web-Weave se convierte en el primer Hombre Araña gay de la historia. Sin contar que en Lightyear, la mejor amiga de Buzz, se besa en pantalla con otra chica; Loki se reconoce como gender fluid; el nuevo Superman, Jonathan Kent (hijo de Clark y Louise Lane) declara su bisexualidad y la Capitana Marvel tiene un romance con Valquiria, del reino de Thor.
Aunque el Hada Madrina le recuerde a Fiona que la felicidad está siempre a una lágrima de distancia, parece ser que los nuevos superhéroes hoy tienen el poder de derribar “la cuarta pared” que los separa del mundo real y así vivir felices para siempre.