MIGRAR ¿EL SUEÑO DORADO?
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MIGRAR ¿EL SUEÑO DORADO?

Por Erika Ingrid

Migrar, mudarse, salir. 

Exponerse a nuevos contextos parece un acto casi natural para las juventudes actuales. Es deseo, impulso y decisión que muchas veces nace desde la aventura, pero también desde la incomodidad, la crisis o el escape.

La fantasía de cambiar de escenario viene acompañada de búsquedas profundas: identidad, libertad, pertenencia. Y en ese camino, el “primer mundo” aparece como un ideal que se construye desde la distancia. 

En Latinoamérica, el “primer mundo” es mucho más que una categoría geográfica: es una fantasía compartida. Un mito que aparece entre los escombros del día a día. Lo imaginamos lleno de trámites en segundos, calles limpias, subtes puntuales, seguridad en todas las esquinas. Una postal prolija, sin sobresaltos. Pero ese orden también tiene un precio. En muchas de esas ciudades donde se “vive mejor”, vestirte fuera de las lógicas establecidas de género puede costarte una mirada sospechosa, una pregunta de más, o directamente la entrada a un bar. No siempre las disidencias son bienvenidas, aunque se camuflen bajo slogans inclusivos.

En su corto Pánico por el equipaje, el director Jun Ortega retrata los aeropuertos como espacios de tensión y vigilancia. Cuerpos sometidos a controles biométricos, filas interminables, miradas filtradas por algoritmos y uniformes. Y entre todo eso, prendas que hablan: de identidad y resistencia.

Salir de la burbuja siempre es enriquecedor. Nos permite conocer otras realidades, expandir la mirada y ejercer la libertad de elegir dónde queremos estar. Pero también es importante hablar del lado B.Porque no todo es un reel viral en TikTok. 

No todo es ideal. A veces, la ilusión de que “afuera” es mejor te empuja a aceptar trabajos impensados por un sueldo digno. Y hay que decirlo: los bajos salarios locales, sumados a un feed de Instagram repleto de privilegios, alimentan el éxodo de quienes buscan oportunidades y reconocimiento.

Migrar no siempre es una aventura. Muchas veces es una obligación. Una urgencia. Una huida. De la violencia, de la persecución, de la pobreza. Hay quienes se van con un pasaje, y hay quienes se van porque no tienen otra opción. Hay quienes migran con planes, y hay quienes son deportados.

No todos los caminos llevan a un sueño dorado.

El verdadero poder está en poder elegir. Elegir irse o quedarse. Elegir moverse o echar raíces. Valorar el territorio que nos forma, sin dejar de explorarlo desde otros puntos de vista.