la belleza de la madurez
La actriz Helen Mirren es una actriz inglesa, tiene la edad de mi papá y un glamour, una vitalidad y un desparpajo inquietantes. Apuesta a looks osados, posó desnuda para la revista del New York Times, se hizo un tatuaje cuando sólo lxs marinerxs y ex convictxs se los hacían. No es la típica señora que a cierta edad deja de comportarse de determinada manera porque es lo que “corresponde”. Helen está dispuesta a desmantelar la absurda narrativa de la industria de la moda que dictamina que sólo las personas jóvenes pueden ser bellas.
Helen es una de las pocas actrices que ganó los cuatro premios principales de la industria del cine por su inmaculada interpretación de la Reina Isabel II en “La Reina”: el Oscar, el BAFTA, el Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores. Siempre fue una mujer disruptiva, en 1980 aceptó su papel en “El largo viernes santo” con la condición de que se reescriba el guión, ya que estaba cansada de interpretar a la típica chica joven con alta carga sexual, pero con poco que decir, así fue y la película fue un éxito.
Todxs vamos a envejecer, y es hora de creerlo y de visibilizarlo, porque lo que no se ve, no existe. ¿O no?