Benito Cerati: Unisex
Música y evolución. Compromiso humano. A días de lanzar su disco, Unisex, el artífice de Zero Kill comparte un mensaje del más acá. This is Benito Cerati.
Text Matías Tortello / Photography Belén Asad
¿Qué pensás cuando escuchás la palabra “música”?
Liberación, juego, pureza.
¿Cuál fue el primer instrumento que tocaste?
Todos; estaban ahí. Aunque siempre fui más
de la programación, el piano es el que más me gusta y con el que más cómodo me siento.
¿Qué rol juega lo visual en tu obra?
Es un mensaje más. No lo uso para decir “miren mi nuevo look”, sino para comunicar algo y acompañar lo que la música quiere decir. En los shows es muy importante lo teatral, cómo se lo expresa visualmente lo que se dice. En mi caso no es banal, hay un fin.
¿Hacer música es un acto político?
Puede serlo, no es obligación. La música ha funcionado, por lo menos en el siglo pasado, como motor para la contracultura. Hoy es un reflejo de la cultura. Esa es la diferencia: antes daba voz a lo que no tenía, hoy está más banalizada. Con mi último disco, Unisex, trato de reivindicar la música en ese sentido, diciendo cosas que no se dicen para expresar algo social o político.
¿Querés inculcar ese mensaje o preferís la libre interpretación?
Todas las construcciones son subjetivas. Cuando hablo de cosas, no digo “esto es así y hay que pensar de determinada forma”. Tengo mi mirada sobre el mundo, lo que yo siento que es mi aporte. Gracias a poder exteriorizarlo uno también aprende, porque se encuentra con lo contrario y evoluciona. Es una forma de crecer.
¿Cómo es tu proceso para componer?
Va cambiando. Cuando era más chico componía todo el tiempo. Ahora lo hago una vez al año, cuando decido que ya coleccioné distintas experiencias, cosas de las que quiero hablar, o estoy fan de algún género. Suelo componer los discos de corrido en pocos días, los grabo y no compongo más hasta que vuelvo a inspirarme.
¿Qué te inspira?
Lo que veo. Este disco es sobre la humanidad desde lo social, la liberación, apartarte de la masa y encontrar tu propia personalidad para volver a la masa siendo vos. También trata la utopía unisex del no género; ese futuro donde no hay necesidad de clasificar.
¿Una de tus misiones es terminar con la distinción de género?
Quiero bajar esa utopía a la Tierra. ¿Por qué ser varón o mujer influye en lo que tenés que hacer? Algo que en una época nos sirvió para dividir, sobrevivir, ahora nos está destruyendo. Si no paramos de discriminar vamos a terminar matándonos entre todos. Somos nuestro propio calentamiento global.
¿Qué otras metas te vienen a la mente?
Un montón. No me gusta figurar; lo hago si encuentro un sentido. Ahora encontré un mensaje, pero nada garantiza que siga siendo el frontman o líder del show. De hecho ya me está empezando a cansar eso de “vénganme a ver a mí, porque yo tal cosa”. En el futuro por ahí me dedique a producir, hacer soundtracks o grabar discos sin tocar en vivo. Puede pasar de todo.
Estudiaste Antropología en la Universidad de Buenos Aires. ¿Cómo se refleja esa experiencia en tu música?
Despertó mi veta social. Vi cosas. Cuando era chico me mandaban a colegio privado, mi vida era una burbuja. No reniego del pasado, pero me crié en un lugar que no me pertenecía humanamente. A veces siento que sigo adoleciendo. Está bueno que te pase más de grande, porque sos consciente y entendés los cambios.
Tu punto de vista tiene tamaña llegada a través de redes sociales. ¿No te afectan los haters?
Aunque vayas con la mejor, siempre hay gente que no quiere dialogar, que tiene bronca o te odia por alguna razón. Si te quieren ver autoritario, te ven autoritario. A mi favor tengo la convicción de saber lo que soy. Estamos en una época social re polarizada donde, en vez de entender las intenciones del otro, es más fácil ver enemigos. Hay que confiar en uno. Uno mismo se salva de sus miedos e inseguridades.
Si desde ahora sólo pudieras escuchar un disco, ¿cuál sería?
Low de David Bowie. Es el más cercano a lo que me gusta adentro, lo que quiero hacer.
¿Hoy reivindicás lo que hizo Bowie en los 70?
Él hacía cosas re locas y pareciera que hay que volver a eso. La gente se olvida que existió. Todas las revoluciones son olas de liberación que pujan contra la represión, pero siempre se gana algo. Chiquito, pero se gana.