BAF 2025: símbolos de identidad nacional, mucho ingenio y vender como prioridad
Por Maria Comand
Cinco voces clave de la moda argentina opinan sobre lo que dejó la semana de la moda primavera-verano.
El Buenos Aires Fashion Week volvió a poner a la ciudad en el mapa cultural de la región. Entre desfiles en barcos por el Riachuelo, homenajes íntimos y propuestas maximalistas, quedó claro que la moda local se alimenta de ingenio y resiliencia. Pero, ¿qué tan lejos estamos de Copenhague o París? ¿Qué nos distingue y qué nos falta?

Sustentabilidad: entre la crisis y la oportunidad
La sustentabilidad sigue siendo un frente abierto y contradictorio. Julieta Spina, directora de contenidos del BAF, reconoce que Copenhague es el modelo: “Hoy es 100% sustentable, nosotros todavía estamos lejos. Queremos llegar ahí, estamos trabajando para eso, pero la crisis hace que las marcas prioricen vender”. Desde la organización, asegura, la apuesta es dar visibilidad a marcas emergentes y generar conexiones que continúen más allá de la semana de la moda, con la mira puesta en la proyección y el crecimiento a largo plazo.



Rocío Vázquez, mejor conocida como Sereinne, es diseñadora de la UBA y comunicadora de moda, y sostiene que la limitación puede ser una ventaja: “Nuestro ritmo más lento y artesanal nos hace producir de manera más consciente, casi sin querer. Es algo intrínseco en nuestra ideología de reaprovechar todo”. Y agrega: “Hace diez años ni se discutía lo que hoy debatimos sobre la sobreproducción. Eso me resulta esperanzador. Shein o Temu son un tema súper sensible. Yo intento informar sobre las consecuencias, no con sesgo. No podemos culpar a alguien que no puede acceder a otra cosa por comprar ahí. Lo importante es dar información para que cada uno tome la mejor decisión posible, y también poner el foco en visibilizar a las marcas locales que la vienen remando hace años”, sostiene Sereinne.
Lula Gallo, creadora de contenido y comunicado de moda, coincide en que la sustentabilidad avanza a los tropiezos: “Con la llegada del fast fashion retrocedimos bastante, pero al mismo tiempo surge una contrafuerza. Hay una movida mucho más fuerte que busca prendas duraderas, que está en búsqueda de lo arsenal. Porque si vas a gastar dinero, que sea en algo que te dure para toda la vida”.



Más escéptica se muestra Lucía Levy, periodista y fundadora de La Curva de la Moda: “El sistema está diseñado para que siempre deseemos lo nuevo. La identidad hoy está tan atada al consumo y a lo visual que cambiar la cultura del descarte es casi imposible”. Ella prefiere huir de esa lógica desde lo personal: “Me gusta encontrar joyitas vintage en lugares recónditos, imaginarme la historia detrás de cada prenda. Para mí, el estilo nace primero en la cabeza: en cómo pensás, qué libros leés, qué cine mirás. Y recién después se refleja en cómo te vestís”.
La impronta argentina, más presente que nunca
Para Lula Gallo, la diferencia estuvo en las marcas que se animaron a meter símbolos bien locales: “Desde el asado en Revólver, hasta las tres empanadas tucumanas de Gusmán. Hoy agarrarse a la identidad nacional es realmente un orgullo y algo nuevo, antes no pasaba tanto”. Y resume: “Nos falta ser mucho más auténticos y aferrarnos más a la materia prima, porque lo que enamora al consumidor internacional está acá, en nuestras raíces, no en el estereotipo europeo o yankee”.


Si algo quedó en evidencia, es la creatividad para suplir la falta de presupuesto. El showtime criollo dio que hablar, desfiles en una cancha de fútbol, un museo y hasta un barco turístico por el río convirtieron a Buenos Aires en un escenario inesperado. “Somos hijos del rigor —dice Lula—: donde hay adversidad, aparece la creatividad”. Para Sereinne, incluso, “BAF le redobla la apuesta a cualquier semana internacional desde lo lúdico y lo escenográfico”.
Julieta Spina coincide en que esa inventiva es el diferencial: “Lo que tiene el BAF es que descubrís Buenos Aires desde otro lugar. Esa mezcla entre moda y ciudad es única, y hace que la gente se entusiasme, participe y lo viva como propio”. Julieta no pierde las esperanzas de volver a recibir a personas del mundo, para que conecten con la moda y todo lo que Buenos Aires innegablemente tiene para dar.
La exportación de identidad es otro tema caliente. Lucía Levy cree que falta política pública y no alcanza con el talento individual. Julieta Spina rescata que “afuera nos miran: Argentina ya exporta cultura en arte, música y series, pero la moda sigue atada a trabas impositivas”. Sereinne, en cambio, pone el foco en la región: “No hace falta esperar la aprobación de Europa o Estados Unidos, sino reconocernos entre países latinoamericanos”.
La apuesta inesperada
El maximalismo sin pudor de Vanessa Krongold sorprendió a todos. También el gesto de Blue Sheep homenajeando a referentes de la industria. “Nunca había visto a la Negra Vernaci en un BAF”, se ríe Lucía Levy haciendo referencia a la propuesta de Bolivia, “y que la foto de Blue Sheep sea con mujeres reales y no modelos, eso fue refrescante, real”.


Lula Gallo se queda con la emoción: “Lo que más me llevo de este BAFWEEK es el sentimentalismo: vi personas reales, vi diseñadores emocionarse por su colección. En un mundo tan superfluo, ver gente genuina compartiendo lo que tiene en su corazón me parece espectacular”.
Julieta Spina lo deja claro: “Los protagonistas son ellos: los diseñadores, los estilistas, los maquilladores, los comunicadores. El BAF es su oportunidad de mostrarse y de crecer. Queremos que sea un espacio para la industria completa, pero también para el consumidor que se quiere adentrar en este mundo”. Y no esconde su satisfacción: “Me da mucho orgullo recibir los mensajes de los diseñadores, ver sus caras de felicidad. Detrás de cada desfile hay un equipo enorme que se rompe el alma para llegar. Para nosotros, es un trabajo colectivo que se siente propio”.
Lucía Levy aporta realismo: “Quienes estén leyendo o escuchando esto, que entiendan que la industria de la moda argentina está formada por personas. Desde afuera puede parecer un mundo snob y frívolo, como un club exclusivo al que no te dejan entrar. Pero en realidad hay trabajadores resolviendo mil cosas para que la rueda siga girando”.
En exclusiva para DMAG, Julieta Spina adelanta cómo planean el próximo BAF: “Vamos a enfocarnos más en la sustentabilidad. Vamos a empezar primero con lo sustentable y después seguir con todo lo demás”. El foco está claro, el desafío será hacerlo posible en Buenos Aires.