Una reflexión sobre BAFWEEK
Por Belu Baldelomar
Terminó otra edición de LA BAF y el sabor que nos queda es dulce. Dos de las cosas que le solemos criticar a BAFWEEK están en proceso de mejora. Por un lado, marcas como Limay, Gone, Bestia y Revolver eligieron modelos de diversas corporalidades, géneros, edades y razas, lo que se sintió muy amoroso. Por otro lado, las locaciones elegidas en su mayoría fueron grandes espacios en los que las marcas pudieron invitar a sus amigos más cercanos pero también a parte de su comunidad, claro que quedó gente afuera pero el esfuerzo es evidente.
Otro punto fue la gran creatividad desplegada en la elección de las locaciones, Harvey Willys en un edificio que se iba a demoler en 3 días, Bullbenny en pleno subte, Bestia en un galpón. También nos llevaron a recorrer monumentos históricos, Mishka en la Biblioteca Nacional, Valentina Schuchner en la Casa de la Cultura y Label 99 en el Palacio Paz.
Se desataca la originalidad de los conceptos desarrollados que llamaron a la reflexión en sintonía con los síntomas de la época: la desconexión, la impermanencia, el avance de la tecnología, las contradicción, la protesta y la ironía se manifestaron a través de bufones, monstruos, huevos gigantes, películas y robots que interactuaron con humanos.
Como en todas las ediciones, BAFWEEK reafirmó su alianza con el Instituto Marangoni, escuela internacional de moda y diseño, representado por FAD Connection para darle la posibilidad de una beca para un curso de tres semanas en Londres, a las marcas que están en sus procesos de expansión. La elegida fue Harvey Willys.
El cierre fue pura fiesta de la mano de PUMA. Gracias Chandon que nos refrescó y alegró con Chandon Apéritif para todos y todas!
Las reglas se están reescribiendo, sabemos lo difícil que es para todos embarcarse en tremendos shows. La intención de evolución es clara. Gracias