Lanzar una nueva marca de indumentaria en un contexto económico incierto como el de hoy puede ser visto de dos maneras: como un salto al vacío en el que reina la inconsciencia o como una jugada corajuda.

El diseñador Sebastián Raimondi, que hace 9 años creó la firma Mis Amigos Intimos y hace apenas unas semanas presentó su nueva marca RAIMONDI en Bafweek, entraría en la primera descripción. El es, sin dudas, un tipo que no quiere dejar deseos incumplidos, sin importar la coyuntura.

DMAG charló con él y descubrimos a un diseñador que piensa que el futuro es unisex.

¿Sos un inconsciente o un corajudo por lanzar una nueva marca in this economy?

¡Obviamente un inconsciente! Si lo hubiera pensado no lo hago, pero no pienso quedarme con nada en esta vida para poder reprocharme.

¿De qué está hecho el planeta Raimondi? ¿Qué música se escucha? ¿A qué huele? ¿Qué tipo de gobierno existe?

Es un planeta anárquico gobernado por la buena voluntad, suena trap y rock and roll y huele a que está por llover, a tierra mojada.

¿Qué va a pasar con Mis Amigos Intimos, siguen las 2 marcas simultáneamente?

Lamentablemente MIA no existe más, yo decidí irme para hacer RAIMONDI que era algo que quería hacer hace mucho tiempo. Mis socios de ese momento decidieron no seguir con la marca. Las dos marcas tienen en común a la sastrería como eje, la cual sigo haciendo de línea y a medida. A la vez, se diferencian en la libertad de hacer lo que sea dentro de mi mundo y no encasillarme, creo que  RAIMONDI tiene un vuelo de diseño sin perder la parte ponible de las prendas, creo que la ropa es para usarla y así tiene que ser.

¿Por qué fuiste por el camino genderless? ¿El futuro es unisex?

Porque las chicas me pedían que haga talles más chicos, ellas se querían vestir con esa ropa entonces adapté la moldería para que así sea. Pienso que sin duda es el futuro y creo que todavía hay que investigar más para mejorar esta experiencia. 

¿Te sentís más expuesto al haber llevado al frente tu apellido? 

Ufff si me costó mucho, mis amigos me convencieron que le ponga mi apellido. Yo había pensado un nombre de fantasía pero nada me gustaba demasiado y ahí fue cuando mis amigos me insistieron para que le ponga mi apellido. Después lo empecé a ver como una marca y ahora no me choca tanto. De todos modos, nunca me sentí expuesto sino que me chocaba que mi apellido pasase a ser marca.