¿Cómo sobreviven las marcas argentinas sin clientes en la calle?
7364
post-template-default,single,single-post,postid-7364,single-format-standard,qi-blocks-1.2,qodef-gutenberg--no-touch,stockholm-core-2.4,select-theme-ver-9.5,ajax_fade,page_not_loaded, vertical_menu_transparency vertical_menu_transparency_on,,qode_menu_,elementor-default,elementor-kit-11065

¿Cómo sobreviven las marcas argentinas sin clientes en la calle?

Por Andrea Arzola

El Coronavirus puso al mundo patas para arriba y una nueva realidad asoma en el horizonte. El confinamiento total genera que varias industrias estén frenadas y la de la moda es una de las más golpeadas.

En Argentina, por cada día de aislamiento preventivo en marzo, el comercio minorista perdió ventas por 10.360 millones de pesos, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). La preocupación es aún mayor si se tiene en cuenta que la crisis que trae aparejada esta pandemia podría profundizar aún más la ya atravesada por la industria y el comercio desde 2018.

En Buenos Aires como en las ciudades de todo el mundo, lxs creativos, artistas y demás profesionales están encontrando nuevas formas de trabajo: la regla parece ser adaptarse y evolucionar para un futuro cada vez más incierto. María Eugenia Farrell, Valentina Karnoubi y Jessica Kessel, tres directoras creativas argentinas, nos cuentan cómo se están adaptando al aislamiento, qué consecuencias les trajo y cómo imaginan que será el futuro de la moda argentina. 

Jessica Kessel

¿Cómo seguir? ¿Y cuál es el futuro de la industria nacional? 

“En estos momentos tan críticos es indispensable llevar tranquilidad a la gente que trabaja en la compañía, mantener a los equipos motivados e informados. Se toman decisiones día a día según va evolucionando la crisis y se recrean distintos escenarios. La intuición hoy no es suficiente. Es indispensable el trabajo en equipo. Debemos asumir nuestro rol en la sociedad con responsabilidad, acompañando y reforzando los mensajes de cuidado, prevención y solidaridad”, dice María Eugenia Farrell, directora creativa de Prüne. Desde hace un mes todas sus tiendas están cerradas y su cadena productiva paralizada.

Según María Eugenia el cambio es inminente, no solo para la industria nacional sino para el mundo entero: “Habrá un cambio dramático en cuanto a pautas de consumo y lifestyle. Un antes y un después de la pandemia. Revalorización de lo esencial, de los valores, rechazo al mal uso, al despilfarro, a lo superfluo. Sin duda tendremos que reinventarnos. Y la industria de la moda estará entre las más complicadas”.

Valentina Karnoubi, dueña de la marca homónima, también considera que la clave está en reinventarse para poder proponer algo distinto, recurrir a la creatividad y mantener la calma. “Lamentablemente, en lo comercial va a ser muy complicado vender y seguir produciendo para estar al día con las colecciones. Por eso, como diseñadores tenemos que estar más unidos que nunca, apoyarnos y empezar a trabajar más en comunidad, respetando al medio ambiente, a las personas con las que trabajamos, dando trabajo justo y ser conscientes de que nuestro rol no termina en hacer una prenda “bella” y venderla. Vamos a tener que adaptarnos a esta nueva situación y seguir adelante. Y ojalá a pesar de todo lo que está pasando podamos crecer en la industria desde un lugar más humano”, concluye Valentina.

Prune

Una marca que está apostando fuertemente por la venta digital es Jessica Kessel. A pesar de la cuarentena, sigue con el lanzamiento de nuevos productos de manera 100% virtual, incluso ya están trabajando en la colección de verano, según nos comenta su creadora, Jessica Kessel. “Trabajamos desde casa todos los días. Dejamos volar la imaginación y pensamos mil distopías de cómo va a ser el mundo y qué zapatos usaremos para caminarlo. Nunca trabajamos tanto y nunca estuvimos tan comprometidos y motivados. La gente nos sigue enviando mensajes y reacciones hermosas con cada lanzamiento. El e-commerce crece y mucha gente le pierde el miedo”.

La comunidad de la marca sigue latente y a la espera de nuevos productos, esto quizás da un respiro y demuestra que no todas son malas noticias. “Durante la primera semana de aislamiento redujimos nuestros precios a margen cero para generar la liquidez necesaria para mantener a JK en marcha y no podíamos creer la cantidad de gente que nos apoyó reservando sus productos online dispuestos a esperar el tiempo que fuera necesario para recibir sus envíos sin poner en riesgo la salud de nadie. Hoy JK lo hacen esas personas que apuestan por este proyecto y nuestro compromiso es el de volver más fuertes que nunca”, concluye.